jueves, 3 de septiembre de 2009

Cronica

Con olor a corozo y aserrín
Penitencia y fe ofrecen la familia Alvarez Guerrero

Con el sol ardiente y los árboles vestidos de un morado penitente marca el inicio de una bella tradición inculcada desde nuestros antepasados hasta nuestros días. En Cuaresma y Semana Santa este punto de partida en donde mi familia se reúne para conmemorar la pasión, muerte y resurrección de nuestro Salvador.

Nosotros empezamos a recordar el sacrificio de Jesús con la imposición de ceniza, en la cual asistimos a la parroquia a escuchar la eucarística, y en este tiempo en vez de escuchar música tradicional, oímos programas de marchas fúnebres y recorridos procesionales que en poco tiempo egresaran de sus a templos por radio Estrella.

Cada Domingo de Cuaresma nos reuníamos a presenciar las procesiones de los Nazarenos por diferentes calles aledañas al Centro Histórico y Antigua Guatemala tales manifestaciones de fe que presenciamos fueron Jesús del Consuelo, Jesús de la Justicia, Jesús Nazareno del Dulce Rabí de Jocotenango Antigua.

Excepto el último domingo de Cuaresma, cuando nos dirigíamos a la Ciudad de Santiago de los Caballeros a observar la procesión de Jesús de la Caída de San Bartolomé de Becerra, nos sucedió un percance en el kilómetro 14 de la carretera, un camión que transportaba Agua Salvavidas impacto en la parte posterior del vehículo, saliendo ilesos mi mamá, mi abuelita, hermano, mi novio y yo, en lugar se presentaron las autoridades de Emixtra y los Bomberos Voluntarios, así como mis tíos y familiares de mi novio.

Después del accidente, el Domingo de Ramos como es tradición en mi familia presenciamos la eucarística de la entrada triunfal de Jesús en el Santuario del Señor de San José, además del imponente paso procesional de Jesús de los Milagros, así como tres miembros de mis seres queridos llevaron en hombros a San Juan, La Virgen de los Dolores y al Rey del Universo.

El Jueves Santo presenciamos el cortejo de Jesús de Candelaria “Cristo Rey”, en su paso por la Avenida de la Candelaria y Callejón del Judío a tempranas horas de ese día y en la noche visitamos los siete sagrarios que son las visitas que hizo Jesús antes de su muerte.

El Viernes Santo nos levantamos temprano ya que me tocaba cargar a la Virgen de Dolores de la Merced y regresamos al medio día y ese día almorzamos ceviche y pescado además regresamos en la noche a ver los sacros cortejos fúnebres de la Recolección, Santo Domingo y el Calvario hasta el amanecer.

En la noche del Sábado de Gloria, fuimos a la parroquia a celebrar la vigilia de la resurrección, también como es de tradición de la familia se degusta de comida típica guatemalteca como los buñuelos, algodones, chupetes, corbatas, torrejas, garbanzo, etc. Así es como vivimos nuestra Cuaresma y Semana Santa que es única en el mundo.

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