miércoles, 2 de diciembre de 2009

Cronica

Vivencias hacia Amatitlán

En el inicio de un día aparentemente caluroso que marcó fecha seis de septiembre del presente año nos dispusimos a visitar uno de los lagos más importantes de nuestro “el Lago de Amatitlán”. Partimos desde las siete A.M., todo parecía tranquilo desde que llegó mi novio Jonathan a recogernos y esperamos unos minutos a mi tío Víctor para partir.

En el camino pasamos a una gasolinera que está ubicada en la Calzada San Juan en donde alimentamos el tanque del carro, prendimos la marcha sin parar hasta la entrada de Amatitlán. En el viaje íbamos contando las experiencias que nos relataba mi tío sobre su vida social y todos nos reíamos de las mismas; además de recordar a personas de mi familia que no pudieron estar en el viaje.

Luego de pasar despacio por la calzada Villa Lobos, ya que ahí habían muchos camiones que iban a alta velocidades y no dejaban que el carro de nosotros avanzara, mi novio no quería rebasarlos ya que meses anteriores habíamos tenido un accidente de tránsito en un viaje anterior a este el carro en donde nos transportábamos estaban cristalizados los frenos.

En el actual viaje dimos la vuelta a la mariposa de Amatitlán o sea la entrada de la misma, en el camino un chofer de la camioneta que se dirige hacia ese lugar nos empezó a bocinar y mi familia pensando que quería rebasarnos le dijimos a mi novio que lo dejara pasar pero aun así insistía en bocinarnos. Entonces se puso a la par de nuestro vehículo y nos señalaba que bajáramos el vidrio ya que como es polarizado no nos veía, mi novio lo bajó enojado y le pregunta qué le pasa, el chofer amablemente le gritó que viera la llanta delantera porque estaba agarrando fuego y después se fue, mi novio se bajó del carro para observar el neumático quemándose, él se acercó a las llamas y como tenía puesto unos lentes el vapor le empañó los vidrios del mismo y asustado pero riéndose se los quitó y pide que le pasáramos el tambo del agua y se bajó mi tío a ayudarlo al instante se consumieron las llamas pero la llanta aún estaba caliente y decidimos mover el carro y llevarlo a la gasolinera Shell que quedaba cerca de ese lugar para así revisarla y poder continuar.

Luego de este suceso seguimos nuestro camino y sin percatarnos nos metimos a una calle en contra de la vía pero esto nos sucedió porque acababan de cambiar las vías de la Municipalidad de Amatitlán. En seguida del pasar la Calle observamos el Puente La Gloria dicho nombre que se le da porque Justo Rufino Barrios luego de un enfrentamiento armado que tuvo en ese lugar entro gloriosos y ese fue él primero que pasó a su entrada a la cuidad.

La carretera un poco mala hizo que nos atrasamos, en una tienda nos esperaban unos amigos de mi tío que vivían en esa localidad y nos iban a enseñar más de ese lugar, como nosotros no los conocíamos, con mi novio y mi mamá vimos a un niño que parecía que estaba buscando a alguien pero no le pusimos atención aunque mi mamá dijo que él estaba buscando a alguien y de seguro éramos nosotros. Luego mi tío llamó a su amiga para ver en dónde era la casa le dijo que su hijo estaba buscándolo y al instante ella apareció y le hizo una seña a su hijo y el era el niño que habíamos observado unos minutos antes.

Cuando pasó todo esto nos dispusimos ir al lago a conocerlo, a la entrada de este se puede observar comedores con mojarras del lago y otras comidas, artesanías, venta de dulces típicos y balsas que lo llevan a las personas a dar un paseo hacia la Silla del Divino Niño, venerado en ese lugar. Entonces fuimos a navegar con una de las balsas que alquilamos y nos cobraron setenta y cinco el viaje pero lo malo de este era que no poseía motor. Entonces mi novio y el niño qué nos andaba buscando fueron los que remaban el bote, en el camino mi mamá y mi abuelita iban asustadas ya que como se hacían olas, el bote perdió su rumbo cuando nos dirigíamos a la Silla del Niño Dios, además en la embarcación pudimos observar las plantas que limpian y la suciedad que existe en el lago de Amatitlán.

Después de varios minutos naufragando por el lago encontramos un castillo con antenas que parecían que eran de una televisora o radio pero nadie sabía de dicho terrenos, no llegamos hasta la dichosa Silla del Niño y se nos estaba acabando el tiempo de usar el bote, entonces tuvimos que regresar aunque recorrimos gran cantidad del lago pero hubo un problema ya que no encontrábamos el rumbo de las olas pero mi mamá se asustó cuando pasó una lancha de motor cerca y nos encontramos con olas algo altas que movieron el bote con gran magnitud pero estas nos ayudaron a regresar al centro del lago y terminar el viaje.

Además de subirnos al bote también nos subimos al Teleférico en donde pudimos observar casi todo el lago de Amatitlán y disfrutar un paseo por lo más alto de dicho lago. Al terminar nuestro viaje retornamos por la llamada Vuelta al Lago ya que nos fimos por ahí porque mi novio conocía cuando se entrenaba para viajar a Esquipulas cada año en la caravana ciclística y el carro estaba dañado, y ese lugar era plano. Regresamos a mi casa a las tres de la tarde y nos percatamos que en la capital llovió demasiado y se cayeron varios árboles y así fue como se terminó el viaje.

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